Ninfa bolche

¿Te acordas de esto?... felicitaciones por tu ultimo final!!!!!


Hoy se encuentra rodeada de papeles, apuntes, ideas y dos computadoras, una funciona es de la madre, la otra que es suya dejó de funcionar el día menos oportuno. Perdiéndose lentamente en la propia burocracia que ella se impone, repite incesantemente sus desgracias.
Esta allí exprimiendo su cerebro y tiene tantas ideas que se olvido como plasmarlas, como diría su bien y ponderado amigo Merleau Ponty tiene muchas intenciones significativas que no son nada hasta que no se concreticen mediante la expresión en un acto de habla o de escritura.
Cree que no sabe como escribir, que perdió la magia de expresarse, de crear; y en realidad no descubre que la expresión esta en ella, que la creación la inunda, pero de tanto enterrarla con cuestiones mundanas esta golpeada en un ensueño casi eterno de la búsqueda del no conformismo.
¿Que busca? Ser feliz, si acaso la felicidad existe. Se contradice pensando que de tanto conocimiento adquirido más se aleja de la felicidad, y no descubre que la felicidad nunca es constante, sino que puede vivir alegre y disfrutar de los flashes de felicidad. Estos instantes la buscan y quieren salir, pero el velo negativista que la caracteriza no la deja dar cuenta de su propia existencia.
Y ríe, una y mil veces recordando un chiste barato de baño de facultad, y llora por dentro los problemas complejos que la enigmática vida le pone en el camino.
Se cruza con un ser con la expresión a flor de piel y en medio del disfrute de la escritura del otro, se critica a si misma por no crear más, por perder las ilusiones de niña que un día expresaba en papeles, pinturas, dibujos y hasta en esculturas que diagramaban la perfecta revolución.
Su interior a gritos le ruega que no se deprima por la excelencia del otro sino que permita fluir su propia experiencia; y ella, abatida, se pregunta para que estudiar sobre la comunicación si en este momento necesario no puede comunicar.
En realidad si puede, todo lo puede, solo que no nació en mundos de Lauras o de Marías, nació en el mundo de Desirée que desde pequeña la fue poniendo a prueba. Muchos golpes, tantos que se hizo prácticamente inmune, siendo esa inmunidad la que no permite a nada entrar, pero tampoco salir (más allá de cuestiones corporales). ¡Aquí estoy “yo” Desirée, la revolucionaria! Y encara la vida siendo fuerte y valiente, negativa y rebelde.
Tanta revolución encima, Hija de Marx y la semiología, que se le escapo la idea de revolucionarse a ella misma antes de cambiar la historia. El tema es que en los mundos de Desirées, no hay cuentos de hadas ni príncipes azules. Y que carajo puede importarle el hada u el príncipe. La revolución de ninfas bolches, eso si le apasiona, con príncipes comunistas en el país donde toda la gente es de la realeza o todos son de la plebe, iguales.
Un bowl transparente, lleno de pedacitos de ropa de marca, que muestre bien claro la marca de moda y muchas cucarachas que salen del bowl……….ya creó solo que lo hizo sin darse cuenta, regalándole a una amiga su obra de arte.
Las cosas que se hacen de chico, cuando el alma es más pura, son sinceras y desinteresadas. Si un día pudo crear, lo puede hacer hoy y siempre, solo que ahí está entre su propia burocracia de papeles buscando la poiesis en el lugar incorrecto. Aunque luche incansablemente no va a aparecer, porque la está esperando en otro lado, donde la rutina desaparece y surgen los dedos que tipean de modo desesperado lo que el ser le dicta por medio del cuerpo.
¿Quién soy yo, mas que mis experiencias y mis saberes, mis lecturas y pasiones? Soy lo que es mi alma, mi mente, mi espíritu, mi cuerpo propio. La banalidad física que me abandone, si a la tumba me llevo mi ser y mis recuerdos. Me llevo la revolución que hice de mi misma en el mundo que es para todos.
Cuanto le costo exteriorizar sus dolores, hasta cuando le pedían a gritos que lo haga, o le regalaban la escucha del universo a cambio de uno de sus problemas.