diciembre 22, 2008

No sé

Cuando las crisis, los desplantes, los revuelos, las locuras, las (in)conclusiones forman parte de mi pensamiento, de mi cabeza, poseo una capacidad increíble para ubicar las cosas en su justo lugar, su justo punto. Muchas veces se complica más que otras, muchas veces la ansiedad me gana y pensar no vasta. Pero si establecemos una división del hombre entre razón/ pasión…mas acercado… entre pensamientos y sentimientos, decididamente me caracterizo y destaco en lo racional.
Entonces que ocurre cuando los acontecimientos tienen que ver con lo pasional y peor (o mejor) aún con los sentimientos? En cuanto a amigos, familia y compañeros se trate, creo ser un ser excepcional. No por ser perfecta, ni ideal, simplemente porque puedo expresar absolutamente todo el amor o cariño que siento por cada uno sin problemas y hasta suelo ser un encanto para los demás. Para algunos un encanto, para otros un terrible y huracanado encanto.
Ahora bien, cuando de amor se trata, de Amor con A mayúscula de ese que se siente por una persona del sexo opuesto, tan opuesto que logra exponer todos y cada uno de mis sentidos, mis miradas, mis gestos. Cuando de eso se trata parezco ser un niño. Un pequeño ser que no sabe si amar o dejar pasar, que no sabe que quiere o quizás no sabe entregarse a querer.
Resulta que para todas y cada una de las cosas para las que soy genial, en ésta me toco ser inexperta, inexperta y con dificultades para el aprendizaje. Es que tanto me cuesta…
Tanto me cuesta encontrar a “esa” persona y tanto me cuesta dejarme encontrar.
Estaré esperando que un puñado de estrellas me pase a buscar, estaré atascada en el borde del cielo y no puedo saltar, no sé, no sé…
Estaré confundida y no se la ruta que me lleva hasta allí… Quizás me gustaría que me pasen a buscar. Quizás tengo mucho por aprender y la urgencia entre los dedos. No sé, no sé…