octubre 29, 2009

Red de redes

Sumando los deseos reprimidos, contando los eternos minutos y disfrutando de los besos imaginados, me encuentro una vez más ante estos papeles que me piden a gritos ser corrompidos. Buscan incentivar la imaginación perdida, acallada, olvidada. Quebrar los blancos, ya no con negros quizás rogándome un gris. Me piden con euforia que lance mi mente a un viaje eterno y encuentre las conexiones perfectas de versos profundos.
Y tomo un pensamiento que me recorre hace tiempo, que naufraga en mí buscando ser plasmado. La red de redes me espera, y yo, como ángel desnudo, la hago esperar para saborear el placer de las palabras exactamente escritas.
Red de redes, la de todos pero mía. Esa que en algún punto se conecta con la tuya pero en tantos otros escapa y teje sus propios limites, sus propias auras, sus mares y océanos.
Con el universo plagado de estrellas en cada una guardo un deseo, un recuerdo, un sueño, un anhelo. Los uno con lanas claras de tardes de invierno y genero mi red. Profundizo en una de ellas y veo esa bicicleta roja de la infancia. En su momento parecía ser tan grande y hoy arrumbada en un garaje apenas roza mis rodillas.
Vuelta atrás y fijación del ojo en la nueva estrella, se me cayeron los dientes, aprendí a hacer globos con los chicles.
Una vez mas vuelta atras y adelante, lento y profundo. Mi primer beso, el más torpe y dulce a la vez, o quizás el tercero que fue todavía más torpe pero cuanto más dulce y sincero. Quizás con ese beso ese chico consiguió mi amor y me quede por años volando en esa nube que nunca fue tan suya pero menos fue mía.
Una y mil, mil doscientas cosas que la cabeza piensa, y va y viene, que la cabeza no piensa pero en algún lugar del inconsciente también va y viene. Las tardes en patines por todo mi barrio que en ese momento era mi ciudad. De ahí a una clase en el Nº 33 y las ocurrencias de adolescentes chanceros que se creían genios y eran unos nabos.
Desde las travesuras en las obras del ingeniero Bressan hasta las tardes de cigarrillos y charla en la plaza San Pedro.
En un minuto de dejar el misterio de la mente fluir e ir de un nodo al otro, de estrella en estrella, de pensamiento a recuerdo, de recuerdo a sentimiento, de amor a dolor, de risa a abrazo, de abrazo a llanto, de vida a muerte, de muerte a esperanza. Es que la cabeza pareciera funcionar como un gran intertexto en que un olor te lleva a una parte de tu historia y un beso te trasporta hacia el infinito. Con el universo plagado de estrellas en cada una guardo un deseo, un recuerdo, un sueño, un anhelo. Los uno con lanas claras de tardes de invierno y genero mi red.
La red de redes es el costado poético de los mecanismos del pensamiento, es el modo insolente en que reviven los recuerdos, es la manera sutil de descubrir cuantos sentimientos dormidos puede guardar un corazón. La red de redes es la magia intangible e inentendible de lo consiente e inconsciente que en nosotros hay, son una y mil estrellas.

octubre 02, 2009

Tristeza

Es un desierto que no avista oasis, de arena seca y volátil. Son remolinos de polvo que se pasean por la superficie sin topar con nada, haciendo remolino hasta caer nuevamente al suelo, también de arena. Es color ocre grisáceo hasta el hartazgo, es desolación.

Es un bosque de árboles talados, de troncos truncos, de pájaros sin nido. Es la vegetación devastada y la naturaleza violada por el hombre. Es la vida que abusa de otras vidas.

Es un músico sordo, un pintor ciego, un escultor sin manos.

Es un actor desplegando su mejor obra pero sin público; es un cielo sin sol, ni luna, ni estrellas.

Es la fotografía de una mujer, detenida en el tiempo, de un lunes monótono.