noviembre 25, 2008

De terapia gratuita

Cualquier espacio funciona como consultorio. El pasto de la plaza, la silla de café o la cama, se convierten en diván de una charla que para ambas funciona como sesión de terapia.
Nos ahorramos unos cuantos pesos y además tenemos la completa certeza de que los comentarios son a conciencia, bien intencionados y sinceros. Nada por caretear y todo por decir.
Ella le pega cachetazos a mis estructuras y llega a despojarme de tal forma que mi único comentario (acompañado de una sonrisa cómplice) es: “te odio”. Mi objetivo en la sesión es lograr que ella se valore, que se vea. Que alguna puta vez descubra lo tan inteligente y valiosa que es.
Ella pretende sacarme de la hoja cuadriculada en la que existo y, cuando yo prácticamente parezco no entender nada, encuentra el modo exacto de explicar que puedo dibujarme en una hoja pentagramada, que es estructurada también, pero sobre ella se puede plasmar toda mi música.
Yo la quiero y ella a mi. Ella me cuestiona, yo también. Es mi par, mi confidente, somos artífices de ese momento extraño en que todas las verdades afloran de modo desenfrenado para luego quedarnos sin palabras, de retorno, solo pensar.
Las reiteradas frases ocurridas en una locura verborragica de exteriorización, de todo aquello que la otra pareciera poder resolver mejor que una. Las interrupciones, las “dos cosas”, los comentarios atinados y los ordinarios (y hasta groseros). La búsqueda del segundo de silencio para meter bocado.
Y luego, luego la calma de haber escupido la mierda, la alegría, el conflicto que tanto se escondía. Saber, definitivamente saber que escupimos, pero no para arriba. Que es todo generoso, es todo parte del inconmensurable cariño que nos une pero no nos ata.
Y nos miramos de reojo, ella pensando en como lograr lo que yo le dije, yo odiándola en el amor de que sepa descubrirme.
Así, de sesión gratuita, de amistad profunda… no creo en los psicólogos pero me gusta esta terapia. Por sobre todo me revitaliza… a ella también.

noviembre 07, 2008

Sueños, sombras y sirenas

Tiene sus manos apoyadas sobre la piedra, su perfil en alto. Los cabellos rojizos. Entre rizados y húmedos se expanden por sus femeninas curvas. El viento da sobre su rostro, el sol también.
Su existencia plasmada íntegra sobre la roca, sus extremidades inferiores rozando el agua.
De verdes crisol, verdes claros y azulados, la luz -acaricia los colores y los hace más maravillosos aun.
Con un movimiento suave, tuerce su cuerpo y queda de cara al cielo. Sus manos extendidas, acostada en la nada. Inhala el aire más profundo de lo común, se marcan sus costillas. Una gota de sudor se desliza por su abdomen y termina en el ombligo, la cavidad pequeña y dulce de su cuerpo. Cada nube es suya, cada átomo de aire, cada ave que disfruta volar.
Gira otra vez, boca abajo sobre la piedra, mira su mundo. Pone sus manos en la pera y piensa por un instante. Inventa la distancia del cielo al suelo, del suelo al mar, de Dios al infinito.
De repente, estira sus brazos, toma impulso y se entrega al mar que la rodea. En todas las direcciones mar. Mar y ella, agua y ser.
Su cuerpo acalorado de sol, parece producir vapor al ingresar al agua. Se zambulle placentera y lentamente. Desde la punta de sus dedos, siente la frescura de la sal, esa conjunción de calor y frió, de sol y agua, de sangre en las venas. Su existencia sumergida, en plena vida.
En ondulaciones delicadas, mezcla de acrobacia y sensualidad, atraviesa el mar, azul. El océano es su mundo, su inmenso e infinito mundo, que abandona por las rocas y los baños de sol.
Deslizarse en el agua la hace libre, la reinventa. Serpenteante sobre el azul recorre la distancia a una velocidad magnífica, los brazos hacia atrás, su cola haciendo en plenitud la danza, sus aletas marcando la dirección, las escamas ordenadas para no contradecir la orientación, su delicada cola como tules refinados se mecen al compás de su movimiento.
Tan bella, tan libre, tan plena, en el espacio que comienza por debajo del nivel del mar.
Mitológica y real, ninfa y mujer, parte de sombra, parte de sueño.