Esta vez

Ésta es una de las veces en que la vida acaricia mi mejilla, una de las veces que ocurre un suceso extraño que irrumpe intrépido en medio de la monotonía.
Cuando siempre la respuesta hubiese sido “no” para continuar caminando por la cuadricula estructurada de mi pensamiento, un aire extraño pasó por mi alma y misteriosamente acepté la propuesta.
Resulta que de las cosas insólitas puede aprender uno mucho más que de las programadas. Que sin ser el mundo parecido a un cuento de hadas, se puede ser reina y princesa.
Que en la persona menos esperada se pueden descubrir un montón de cosas maravillosas y mejor aún, es posible descubrirse uno mismo.
Es que esta vez no empieza con fecha de caducidad, esta vez comienza para terminar cuando termine, o mutar, o no terminar nunca.
Esta vez me dedico a aprender, a soltarme, a ser. Creyendo que no hay nada que perder, llega lentamente lo mucho por ganar.
Extraños conocidos que desatan nudos, mundos distintos, buenas personas.
La alegría tiñe el aire y ya no hay punto de retorno, “de ésta salimos aprendiendo”.
No importa por cuanto tiempo nos crucemos, el único objetivo de esta gran hazaña es hacernos bien.

Un deseo simple

Punta mágica de desolación y vida. Punto exacto de convergencia de río y mar. Lugar místico que nos trae tantos recuerdos y en el que cada vez generamos recuerdos nuevos. Una botella de náugrafo con anhelos encriptados en el papel.
Un deseo simple, ser feliz.
Una vida bella, la nuestra.
Y son muchos los años que pasan y nosotros en esas playas.
Y son tantos momentos que el lugar mismo nos cobija al descubierto raso.
Opuesta a la del este, principio y fin de la bahía.
El espacio donde el viento corre de modo vibrante y todo alrededor es plano. Llano y desértico, abrumante y pacifico.
Allí somos felices, allí recordamos nuestra vida.
Nos encontramos una vez más y basados en una ilusión pedimos un deseo simple.